Por entreriosahora
Jorge Daneri (*)
En estas horas se definen muchas realidades en el Senado de la Nación.
El consenso o la presión y la imposición del gobierno central sobre un debate legislativo y social que pone en jaque el acceso al agua como Derecho Humano y como reserva vital para la sustentabilidad de los humedales y todos los ecosistemas asociados a su perdurabilidad milenaria.
Avanzar con el proyecto de Ley de Humedales, desde la posición expuesta en su último dictámen por el PRO en la Comisión de Agricultura, es proponer a la Cámara Alta una ley que habilita la puerta mayor para la destrucción de los humedales.
Una iniciativa que viene siento esculpida, como labrada paso a paso, con equilibrios ejemplares en la construcción de consensos, está a punto de ser cualquier cosa, menos una ley de presupuestos mínimos de protección de los humedales, habilitando conceptos de compensación y restauración de otros humedales, con tal de que se pueda avanzar con la construcción de obras y emprendimientos de cualquier naturaleza productiva, que abiertamente destruyan los servicios ecosistémicos de un sector del humedal y con proyección geométrica para su sentencia de muerte.
La propuesta PRO anula las normas complementarias y prohibitivas -que estaban en gran medida acordadas en las dos comisiones parlamentarias intervinientes- de nuevas obras, endicamientos, etc, hasta tanto no se desarrollen los procesos de ordenamiento ambiental del Delta. Es decir, como sucedió en otros casos de leyes de protección ambiental como lo son bosques nativos y glaciares. Así, mientras pasan los años y todos incumplen sus deberes públicos y privados, la máquina de la avaricia o el capitalismo salvaje, se llevará los humedales puestos con mega forestación, soja, barrios privados, algunas empresas de arenas para Fracking, o de biomasa con maderas nativas y exóticas como materia prima y mas mega puertos para profundizar el modelo extractivista existente en toda la región, o la reconstitución de aquel intento oficial de conformar ARROZ S.A, entregando las tierras públicas del delta a las corporaciones del agronegocio con sus puertos incluIdos que nuestra sociedad supo imposibilitar.
Ahora ya no parece, sino se intenta de manera abierta y voraz, con la textura de una ley de cuidado ambiental, a posibilitar que los varones CEO de las buenas inversiones del mundo y claro, los paraísos fiscales, se instalen definitivamente en los humedales para hacer lo que se les ocurra como corresponde y lo vienen haciendo hace mas de veinte años, con sus buenas prácticas productivas del agronegocio y tantos relatos cargados de hipocresía, soberbia y negacionismo.
Ya existe un dictamen mucho mas serio y coherente, acordado por una mayoría relativamente interesante en el Senado. Vamos a ver con particular atención la actitud de los Senadores de Entre Ríos, relevantes actores en este debate, pues en nuestras tierras tenemos el privilegio aún, de vivir en un rincón del mundo aún sano, llamado Delta.
Nuestros Senadores de la Nación, uno incluso candidato a Gobernador en las últimas elecciones, Señor Alfredo de Angeli. Su labor hasta ahora, resulta gravemente preocupante, su atención y consideración -en la letra fina de los textos en circulación ya mencionados- a sectores que nada tienen que ver con el espíritu y visión de la sustentabilidad social, ecológica y productiva del humedal y este último urgente intento contra natura de agraviar este espíritu y construcción social y política, será una marca trágica en la historia política de la Provincia y el País de así prosperar o imponerse. Ojalá nuestra Democracia y el debate abierto, pueda frenar este malformación lamentable y se alumbre el dictamen consensuado desde la esencia de lo que se pretende custodiar para el presente y futuro de los Argentinos.
(*)Abogado, Fundación M´Biguá, Ciudadanía y Justicia Ambiental.