Uno de los temas realmente importantes tiene que ver con la posibilidad de que Uruguay se embarque en un viaje sin retorno permitiendo la explotación de posibles yacimientos de hidrocarburos no convencionales, mediante el uso de la técnica de la fractura hidráulica (o fracking).
Consiste en llegar a la roca madre donde haya atrapado gas o petróleo en pequeños compartimentos, a cientos o miles de metros de profundidad, e inyectarle a gran presión millones de litros de agua mezclada con químicos muy contaminantes y arena, para liberar los hidrocarburos y hacerlos subir a la superficie. Entre el 15% y el 80% de la mezcla queda bajo tierra, contaminando las aguas subterráneas de toda la región afectada. A su vez, al destruirse la roca del subsuelo suelen producirse pequeños sismos debido a que el peso del suelo se hunde.
No son inventos teóricos sino realidades constatadas en EE.UU. principal país en utilizar fracking desde hace varios años.
Uruguay tiene mucho que perder y poco que ganar si se descubrieran y explotaran yacimientos no convencionales. En primer lugar tendrá un impacto negativo directo contra sus recursos naturales más valiosos y esenciales: el agua y el suelo. Debido a que Ancap ha otorgado permisos de exploración en busca de esquistos bituminosos al norte del río Negro a empresas extranjeras (solo extraíbles mediante fracking), no tomó en cuenta que en caso de prosperar su extracción afectará inevitablemente al acuífero Guaraní en territorio uruguayo, un recurso estratégico regional y mundial.
Tomando en cuenta la nueva matriz energética en la que tantos esfuerzos y recursos está invirtiendo nuestro país, por qué abandonar esta firme apuesta de llevar al país a un sitial que le permita valerse de energías limpias y renovables para desplegar su desarrollo.
Países como Francia y Alemania han prohibido el uso de esta técnica en sus territorios. Lo mismo ocurrió aquí, en jurisdicciones de los departamentos de Paysandú, Tacuarembó y Rocha, lo cual desató la polémica de si los Gobiernos departamentales tienen autoridad para decidirlo, o es competencia exclusiva del Poder Ejecutivo.
Ante ello y frente a la amenaza que significaría su aplicación en Uruguay, los diputados del Partido Nacional Gerardo Amarilla y Alejo Umpiérrez han presentado sendos proyectos de ley que prohíben el uso de la fractura hidráulica en Uruguay, sustentados en la protección del ambiente, como mandata el artículo 47 de la Constitución.
La diferencia fundamental entre ambos proyectos es la extensión de su articulado, no su espíritu.
Están a estudio de la Comisión de Industria, Energía y Minería de la Cámara de Diputados. Tomando en cuenta que el actual vicepresidente de la República, Raúl Sendic, fue el gran vocero y promotor de esta posibilidad extractiva cuando presidía el ente energético uruguayo, es muy probable que la mayoría parlamentaria del FA impida la aprobación de esta ley tan importante para el futuro del país.
Fuente: El País