Tanto el delta del Paraná medio como el inferior han sido declarados “sitios Ramsar“, lo que constituye una forma de categorización de carácter internacional que asegura la protección de 240.000 hectáreas de áreas naturales que obran como reguladoras hidrológicas y como amparo de la biodiversidad.
Se trata de la primera categorización interjurisdiccional, que comparten las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, y en cuyo gobierno intervendrá la Administración de Parques Nacionales, porque en la superficie considerada están los parques del Predelta -al sur del río Diamante, en territorio entrerriano y las islas santafecinas. La decisión adoptada tiene como objetivo salvaguardar ese corredor biogeográfico que convoca la atención y el cuidado por su variedad ambiental y abundante riqueza biológica, en la flora y en la fauna.
El término “humedal” (tierra húmeda) alude a una diversidad de ambientes que poseen la presencia de agua, cuya función ecológica es básica y se cumple en una amplia gama de formas, como cañadas, esteros, arroyos o ríos. Esa función de los humedales se cumple tanto en los cursos de agua superficiales como subterráneos. Con frecuencia, éstos son de poca profundidad y en ellos crecen juncos o espadañas. Esa vegetación permite la transferencia de oxígeno al agua residual. La típica planicie aluvial del área presenta, además, bancos de arena e islas, además de una red de cauces menores aptos para la reproducción, la cría y el desarrollo de varias especies de peces, en lagunas como la de Coronda y otras menores.
Es interesante señalar que Ramsar es el nombre de una localidad iraní donde se elaboró en 1971 la declaración de carácter internacional de protección de los humedales, áreas reguladas por factores climáticos y en continua interacción con los seres vivos que las habitan. La citada declaración entró en vigor en 1975 y a ella fueron adhiriendo 150 naciones. Los sitios así declarados como protegidos alcanzan a 125 millones de hectáreas. Se espera doblar esa cantidad próximamente.
Entre los antecedentes del proceso ahora culminado con la declaración protectora de los humedales del Paraná, debe recordarse que tuvo entre nosotros una clara influencia la oposición que las entidades ambientalistas plantearon al proyecto de construcción de una represa en el Paraná medio. En 1996, se logró un fallo judicial que paralizó esa iniciativa y puso a salvo los recursos naturales.
La importancia de la declaración lograda está en relación directa con el valor del mantenimiento y de la protección de los humedales. El listado de sus beneficios es amplio y abarca el control de las inundaciones, la reducción del drenaje del acuífero que abastece de agua, riega el área de influencia y favorece la producción de las tierras aptas, el empleo de las cuencas hidráulicas en proyectos de carácter ambientalista y la promoción del turismo.
Fuente: La Nación