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La belleza resiste

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Por Jorge Daneri (*)

Contemplando muy de cerca el valle de inundación del río Paraná, al norte de Villa Urquiza en Entre Ríos, observando la isla Chapetón, caminando la ribera, ahora parte del cauce, varios metros por debajo de lo natural, se advierte como la belleza resiste. En ese misterio alucinante de los reinos de vida que el río nos brinda sin mercado, ni poder, solidaria y amorosamente, la belleza resiste, resiste frente a la voracidad inhumana de este tipo civilizatorio arrogante y desolador.

Se va vaciando de aguas y vidas el valle aluvial. El corredor biológico y cultural por excelencia de la Pachamama en el Cono Sur se vuelve gris humo, gris muerte, gris traición. Parecería que un ejército fantasmagórico de virtualidades artificiales de otro mundo sin vínculos con la naturaleza, viene creyendo que todo lo puede, para que nada cambie en la enfermedad de su poder destructivo de diversidades y millones de sueños.

La gran ciudad, de los unos y los otros, la ciudad de las noticias únicas de la política, del monopolio del pensamiento «nacional y popular» como del nada «Cambiemos», no se notifica, no lo camina, no huele, no se conmueve. Se mueve en autos por la panamericana de los barrios cerrados de Nordelta, ficción de cápsula frente al cambio climático, la seguridad privada y la preservación de sus mercados fiscales y narcos. Nada les cambia el creer que el dinero, los privilegios y el encierro los salvará del efecto búmeran de sus propias lógicas depredadoras.

Piden se declaren emergencias ambientales, fiscales, económicas y de todo tipo fruto del modelo que ellos mismos lideran en un juego perverso de ruletas rusas, chinas y de fondos monetarios depredadores de pueblos y culturas.

El nombre del río

Cuando escribíamos la estrategia de sustentabilidad del sistema de humedales de los ríos Paraná y Paraguay (disponible para quien tenga algún interés, del año 2010) con una diversidad preciosa de organizaciones de la cuenca de los ríos Paraguay y Paraná, afirmábamos que los gobiernos deberían conformar un Comité de Cuenca que celebrara y gestionara democráticamente las bendiciones de este milagro sudamericano que se llama sistema de humedales bioculturales, milagro único casi en el mundo todo.

Durante el neoliberalismo menemista que quieren negar y olvidar, le cambiaron el nombre al río por hidrovía, autopista, soja y minerales.  Este supuesto modelo de crecimiento económico y de no muchos, lo está cambiando en verdad, hacia el colapso.

De los narcos y el río, extraño contraste, antípodas del buen vivir, con sus nombres de historias y poemas, estos cráneos del «mal desarrollo» no hablan, ¿por qué será?

La política argentina no tiene capacidad de creatividad y cambios radicales en semejante crisis de civilización. No solo deja de ser un servicio luminoso en favor de los pueblos. Esta domada de cuenteros y traidores. El poder los enloquece de más profundización de la razón productivo-consumista.

Uno de los últimos estadistas, Raúl Alfonsín, fue silenciado en los hechos concretos de la buena política. Sus homenajes no tienen ni «comunes denominadores» ni «efectividades conducentes». No expresan ni convocan Preámbulos de unidad nacional, cuando, precisamente más se lo necesita.

La política por-venir, debe pensar y hacerse con una humildad tal, que pueda contemplar y contener a todos los reinos de vida conocidos como desconocidos.

La política debe pensar lo no pensado, volver a soñar desde lugares luminosos, generosos y solidarios.

Los franciscanos de la política no están. No se los ve. Este ejército fantasmagórico los espanta, los expulsa, los niega.

Los franciscanos de la nueva política emergente y urgente, por favor, quizás como en Chile, se llevarán puestas las expresiones cancerígenas que hoy contaminan las estructuras de conducción de los partidos mayoritarios. Esas entelequias, degradación de un pasado reciente y aún presente, que no tiene futuro ni destino, solo el de este río mal herido, casi sin aguas ni vidas, así la tendencia, en extinción.

La hidrovía de los narcos y las multinacionales del agronegocio volverá a ser río, belleza reluciente de escalas humanas hermanadas con naturalezas. Un río cómplice de las juventudes renacientes, de los reformistas universitarios y los revolucionarios de la paz y las transiciones más que justas y tan necesarias, para que este cambio de época pueda seguir siendo una esperanza para otros mundos posibles, que no será este, que está agotándose.

(*) Abogado ambientalistas, integrante de la Unidad de Vinculación Ecologista (UVE) Fundación La Hendija Paraná.

 

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